#delocos #deevento grabación de Todopoderosos especial Zombies en Madrid

Felicísimos saludos a todos y todas,  aún sin terminar de asimilar la emoción os traigo una pequeña crónica de lo que fue un momento difícil...

Felicísimos saludos a todos y todas,  aún sin terminar de asimilar la emoción os traigo una pequeña crónica de lo que fue un momento difícil de igualar,  porque cuando tienes la suerte de tener tan cerca a quien admiras tanto, cualquier esfuerzo vale la pena.


El jueves 8, a las seis y cuarto de la mañana, me subí a un autobús en la estación de Castellon, y cinco horas y media después, llegue a Madrid, allí me esperaban mi primo Antonio y mi Yayo, que no tenían nada claro para que estaba allí.  A las dos me reuní con el resto de la expedición y nos fuimos a comer, el lugar escogido fue un griego la mar de agradable de la calle León, al que seguro volveré. Tras reponer fuerzas y refrescarme un poco en el baño, para quitarme un poco la cara de muerta viviente, salimos a la Gran Vía, paradita obligatoria en La casta del libro, y Pelé y Mele nos plantamos una hora antes en el edificio Telefónica, entramos al auditorio, y nos ponemos en primera fila. Algo raro me parecía a mí, porque había muy poca gente, y en teoría hasta media hora antes no dejan pasar a nadie, por muy ciega que se este, y claro, la razón se impuso, no es que nos hubiésemos equivocado de sala, es que nos habíamos metido en un edificio que no era, y a correr! Dos ciegos en apuros corriendo como locos por gran vía, para haberse matado...  Por fin llegamos al sitio, allí había más gente que en la guerra mundial, pero nos pudimos sentar en buen sitio sin problemas, decir que estaba nerviosa es poco, pues muchos años admirando a quién iba a tener lo bastante cerca para verles la cara se me antojaba un sueño, la sala hasta la bandera, y de pronto una voz familiar dice las palabras mágicas, el mago que convirtió mis noches de insomnio en risas y felicidad desmedida, Arturo González Campos y su insustituible " comienza Todopoderosos", a continuación me puse en modo friki y todo es placer en mi memoria, un monográfico de dos horas sobre Zombies inauguró la tercera temporada del mejor programa de Potcast de producción nacional, ellos hablando, y yo babeando como una adolescente, porque lo que tenía delante era para eso y más, el maestro de la comedia Javier Cansado, el hombre con la voz, el carisma, y la agudeza más brillante de este país Arturo González Campos, un director, actor, productor, y compositor, que a parte de eso, posee un atractivo y un magnetismo que me dejó sin aliento en cuanto lo vi por primera vez Rodrigo Cortés, y ahora me pongo de pie, porque voy a hablar de Él, maestro literato, mente brillante, un hombre con una luz interior única en el mundo, y sin discusión alguna , el hombre más bello de España.

Yo perdí la noción del tiempo, y cuando me quise dar cuenta Arturo estaba despidiendo el programa, y yo empecé a temblar, las piernas no me funcionaban, las manos se me volvieron inútiles, y mochila, bastón, y yo casi rodamos por tres míseros escalones, y cuando el corazón se me iba a desbocar como si estuviese a punto de saltar de un avión o algo así, le veo, me ve, le sonrió, él se acerca, me abraza, y yo pienso "menos mal que no sabe lo que estoy pensando", me habla, y yo con mi cara de "muero de amor", voy contestando como puedo porque no tengo aliento, le doy el libro para que me lo firme, y cuando se sienta y empieza a escribir yo no sé qué hacer con mis manos, le miro y no me lo acabo, suspiro, me río, y le miro, abobada, y me siento la persona más afortunada del mundo, porque para ver a la gente que admiro necesito estar muy cerca, y no sólo los he podido ver a los cuatro, si no que Juan Gómez Jurado me ha regalado por segunda vez en un año una sonrisa tan sincera y afectuosa que me ha robado el poco corazón que no quedó a su nombre en la presentación de Cicatriz. Para cuando me devolvió el libro la zombie era yo, nos despedimos con otro afecto y la promesa de avisarle si quería volver al programa para que el pudiese estar pendiente, y claro, yo eso y cualquier cosa que me pida, y de hecho, consiguió cautivar a mis acompañantes así que por más subjetiva que yo sea con el, realmente lo merece, porque allí había un montón de seres humanos, y el nos dedico todo el tiempo y cariño del mundo.

A la salida me esperaba mi señor padre, la mar de contento de verme, y una vez en su casa, su perro y su mujer me terminaron de mimar, pero claro, yo no estaba allí, mi cuerpo si, como un zombie, pero mi cabeza...mejor no os lo cuento. Al día siguiente, cinco horas y media de bus me devolvieron parcialmente a la realidad, pero ni el sueño, ni el síndrome de la clase turista, me quitan la felicidad que siento por haber visto cumplida la ilusión de asistir a este evento que corona la primera semana #delocos 7 días...Zombies!
Nos leemos pronto ¡os súper quiero!



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